Hola, hola.
De vuelta por acá.
Les cuento que la semana pasada desde el Studio presentamos el manual de Identidad Verbal que desarrollamos para Croquant, sí. Ese fue uno de los nombres más votados por ustedes, y por el que se inclinó el cliente.
Y cuando lo aprobaron sin pedir ajustes y nos dijeron que estaban encantados, me sentí en el cielo.
¿Quién no?
Y eso es de lo que vengo a conversar hoy: de nuestro valor.
Por cierto, si no me conoces, me presento: Soy Al Delascio. Ayudo a Emprendedores de Servicios a posicionarse a través de su Marca Personal con mi método FOCO.
La autovaloración
Mariposas en el estómago no se sienten solo en la primera cita. También cuando alguien te expresa su reconocimiento, cuado obtenemos aprobación. Sin embargo, que nuestro valor esté sujeto al reconocimiento externo…
Tenemos un gran problema.
Casualmente esa misma semana, una persona a quien admiro y quiero muchísimo fue rechazada en última instancia de una postulación de trabajo que le tenía las ilusiones a mil.
Así que descargó toda su frustración, sus miedos y sus pensamientos en mí.
Lo que me desconcertó fueron algunas de las frases que salían de sus labios:
«Siento que no valgo»
«Siento que no sé hacer nada»
«Me siento inútil».
Aquello me dejó desconcertado, muy, pero muy desconcertado. Sobre todo porque es una persona que tiene un banco de dones, dones que ya quisiera poseer yo.
Lo que me hizo entender la peligrosa relación que hemos construido alrededor de nuestra valía y nuestro rol profesional.
En algún momento de la historia nuestro valor se empezó a medir por cifras. PIB per cápita, le dicen los economistas. Que para los olvidados, la economía no es una ciencia exacta, es una ciencia social.
Pero va así:
Al 2022 un argentino valía 13.650,60 $, mientas un español le saca gran ventaja: 29.674,54 $ para ser exactos.
¿Y un venezolano? El último reporte “serio” fue del 2015, y tengo miedo de que publiquen una cifra más reciente, todos sabemos lo que eso significaría.
ABSURDO.
Sentir que nuestro valor está en función de nuestros logros profesionales es peligroso.
Pero claro, eso introduce al terreno una nueva pregunta: ¿En dónde está nuestro valor?
¿Alguna vez se lo han cuestionado?
¿Es acaso en nuestro rol como padres? Espero que cuenten los de 4 patas, porque son los únicos que tengo.
¿Es acaso en nuestro rol como hijo? Menos mal que mi mamá tiene gran simpatía por mí, estoy seguro de que a pesa de tener 5 años que no la veo me calificaría con un 10/10.
¿Pero entonces?, ¿en dónde?
La respuesta la conseguí a través de la psicología, específicamente de la mano de Rafael Santandreu. Si te suena es porque hablé de él en la Bitácora del domingo pasado.
Rafael nos invita a conectar con nuestro valor, el que surge del simple hecho de ser.
De estar vivos.
De respirar.
De existir.
Un concepto que en principio puede resultar incómodo, o al menos lo sentí así. Porque no sé si a ustedes les pasa, pero esta idea puso en jaque un montón de creencias sobre los roles que «debemos» cumplir.
¿Eso significa que puedo simplemente dedicarme a respirar y mandar el resto de las responsabilidades al carajo?
La respuesta cruda es que sí, pero antes de que cierres esta ventana decepcionado por una solución aparentemente llana vale preguntarse. ¿Es eso lo que realmente quieres?
Personalmente, yo no.
Me apasiona lo que hago, y siendo honesto conmigo mismo, esto empezó antes de lo que recordaba. Para ser exacto, fue gracias a un libro que llegó a mis manos a mis 19.
¿El libro?
Un mundo sin pobreza, de Muhammad Yunus.
Un superhéroe (al menos para mí) que con muy poco ayudó a millones de personas a cambiar su realidad. Desde entonces descubrí lo que quería hacer.
Y no, no pretendo tener el noble propósito de acabar con la pobreza del mundo. Mentiría si dijera tal cosa. Pero me siento radiante cuando tengo la oportunidad de ayudar a alguien con su negocio.
Cuando Ale vino a mí con un problema: no sabía cómo comunicarse con el cliente que realmente quería atraer.
Cuando Adri quiso cambiar de rumbo, pero tenía dudas sobre cómo estructurar su servicio.
Cuando Emi me dijo que necesitaba una mano con sus publicaciones. Había construido una “comunidad” de más de 10 mil seguidores, pero no lograba que volvieran a comprar.
Y es que fervientemente creo que los pequeños negocios tienen el poder para dinamizar y equilibrar la economía en cualquier lugar de este planeta.
Entonces, a la pregunta inicial. ¿Dónde está nuestro valor?
En el simple hecho de existir.
Y a partir de esta realidad, siéntete con total confianza para saber lo siguiente:
Hagas lo que hagas. Ganes. Pierdas. Aprendas o no. Fracases. Vuelvas a caer. Intentes o dejes de hacerlo, tu valor sigue intacto.
Nos leemos en una próxima Bitácora.
--Al Delascio
Especialista en Diferenciación e Identidad Verbal.
PD: En mi programa de Posicionamiento Estratégico para Emprendedores de Servicios nos enfocamos en la Estrategia y en la Implementación.
Cada semana hay dinámicas, tareas y acciones específicas para ejecutar la estrategia de posicionamiento con sesiones semanales de consultoría en vivo.
Por supuesto, trabajamos el Propósito de tu Marca, para que tengas foco y una dirección clara.
Muy pronto abrirá sus puertas a la primera edición grupal.
Estate atento.
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